En el mes de febrero de este año, es decir, un poco antes de que irrumpiera en nuestras vidas como un huracán este virus que tanto y tan profundamente está alterando nuestro mundo y nuestra forma de vivir y de comportarnos, muy poco antes y sin que nadie aún imaginara lo que se nos venía encima, investigadores e investigadoras de la Fundación Fisabio y de la Dirección General de Salud Pública de la Generalitat Valenciana publicaron un atlas digital de mortalidad en España con información desagregada por municipios. Se trata de una herramienta interactiva que analiza por separado todas las causas de muerte (agrupadas en 102 categorías) en los 8.063 municipios españoles y permite estudiar de forma combinada si existen diferencias geográficas, en el tiempo y por sexo. Se estudian todas las defunciones ocurridas en España en 25 años (de 1989 a 2014), que fueron 5 millones de hombres y más de 4 millones y medio de mujeres, analizándose conjuntamente en ese periodo. Esta estrategia de agrupamiento unida a las técnicas de suavización, el cálculo de probabilidades bayesianas y otras lindezas estadísticas en las que no merece la pena detenerse, permiten hablar con poca incertidumbre de los datos, facilitando los análisis y las comparativas con bastante fiabilidad, incluso cuando hablamos de municipios pequeños, como es Hacinas.
Es importante señalar que el conocimiento de la mortalidad
de una población, aunque parezca una contradicción, es una de las informaciones
más importantes que podemos tener de su salud: cantidad de defunciones
ocurridas, distribución por causas y edades de las mismas y su evolución en el
tiempo aportan datos de mucha relevancia para comprender la magnitud y la
naturaleza de los problemas que más amenazan la salud de la gente y, tras la
pertinente elaboración de los datos de manera que permita calcular los riesgos
de morir en unas condiciones que se puedan comparar con otros municipios
(cálculo de tasas y estandarización por edades) podremos llegar a una visión
bastante completa de la situación y a poner en referencia unos municipio con
otros, pues se elimina el efecto fundamental que sobre la mortalidad tienen las
diferentes composiciones por edades, es decir que podemos hacer comparaciones como
si todos los pueblos contaran con la misma proporción de jóvenes y de mayores y
la edad no tuviera un efecto fundamental en la probabilidad de morir.
Es lo que han hecho estos investigadores valencianos y el
resultado de su trabajo se puede encontrar y consultar fácilmente en internet (https://medea3.shinyapps.io/atlas_nacional/).
Aunque la tarea sin duda ha sido ardua y su elaboración compleja, su
presentación es sencilla e intuitiva y la visualización de los mapas permite
entender con rapidez la naturaleza y el tamaño de los problemas. Les invito a
que lo hagan y curioseen todo lo que puedan en esa fabulosa herramienta, pero
me he permitido hacer un muy pequeño resumen de los resultados más relevantes
que se pueden encontrar sobre Hacinas.
Hacinas tiene una situación de su salud, analizada de esta
forma que les comento, muy buena, claramente entre las mejores de todos los
municipios de España. Ahí es nada. No está mal la noticia para abrir boca, creo
yo. El riesgo de morir considerado globalmente es un 35% más bajo en nuestro
pueblo que el del conjunto de España en ese periodo, con bastante certeza y,
según se ha dicho, como si todos los pueblos tuvieran la población con las
mismas edades, lo que nos lleva a concluir que solo hay 462 municipios, de los
8063 en los que se han hecho los cálculos, con mejor situación que la nuestra
en el país. La situación es especialmente buena en los hombres, un 40% menos
riesgo y tan solo 61 pueblos mejor que el nuestro en comparación con los datos
de la mortalidad de los hombres de toda España, mientras que las mujeres
hacinenses, con una tasa un 20% por debajo de la de las mujeres nacionales,
están mejor que la mayoría de ellas, aunque haya unos 2.000 municipios con
mejores resultados.
La situación ha ido mejorando en Hacinas desde el principio
del periodo analizado, pues mientras al principio del estudio (1989 y años
sucesivos) la situación de la mortalidad se acercaba mucho a la media nacional,
a lo largo de los años, hasta 2014, ha ido poco a poco destacándose por encima
de la media hasta quedar en el nivel tan bueno que hemos señalado en la
actualidad.
Otro dato de gran interés de este estudio y de la revisión de
sus mapas, o al menos así me lo parece, es que tenemos una comarca y los
riesgos, problemas y niveles de salud son muy parecidos a los de los demás
pueblos de nuestros alrededores. Es decir, que esas buenas informaciones que
hemos anticipado son extensibles a casi todos los municipios de la zona, y
todos hemos avanzado casi de la mano en estos 25 años del estudio.
Hay, no obstante, algunos datos que merecen reflexión y,
quizás, algún análisis más en profundidad. Se trata de que a pesar de que en conjunto
el riesgo de morir es bajo comparativamente, no es menos cierto que hay algunos
problemas en los que destacamos por nuestra mala situación, como lo hacen los
municipios cercanos, que para eso somos todos un fuenteovejuna epidemiológico: se registra bastante más riesgo de
morir por algunos tipos de cáncer (especialmente de estómago) y por accidentes
de tráfico. El primero de los problemas es el principal para hombres y mujeres de
Hacinas en ese periodo y estamos entre los 500 municipios de España con más
mortalidad por ese motivo. Para los accidentes de tráfico también desatacamos
tristemente sobre el conjunto nacional, quedando en mala posición también en la
mortalidad por “accidentes de otro tipo”. En lo que se refiere al tumor maligno
de estómago el conocimiento científico indica que en su origen pueden estar involucrados
muchos factores, desde infecciones crónicas, hasta la dieta (abundantes alimentos
ahumados, pescado y carne salada y curada y vegetales conservados en vinagre),
pasando por algunos problemas hereditarios y por el tabaco.
Por mucho que se diga, posiblemente se deba seguir
insistiendo en que por encima de la COVID-19 y sus derivadas, los problemas de
salud de las personas y de las poblaciones siguen ahí y sus consecuencias
seguirán haciéndose visibles cuando el foco se aparte un poco del virus de
nuestros temores. Y sus causas, impertérritas, continuarán entre nosotros si no
las abordamos. Pero también seguirán las causas de las causas. La epidemiología
nos informa desde hace mucho que los factores sociales son el grupo de
determinantes que de forma más importante produce mala salud (vivienda,
trabajo, precariedad, exclusión), seguido de los hábitos (tabaco, alcohol,
alimentación, ejercicio físico). Todas ellas se deben abordar por quien tenga
la responsabilidad política y normativa, contando con nuestro esfuerzo.
Tenemos muchos motivos para sentirnos orgullosos de pertenecer
a una comunidad con un alto nivel de salud, entendiendo comunidad no solo como municipio
sino también como comarca, pero no es menos cierto que se deben tomar medidas
para seguir mejorando y disipando las amenazas que aún nos acechan. Dieta y
educación vial son buenas temáticas para un plan de educación para la salud,
para empezar. Porque estos problemas provocan una mortalidad innecesariamente
prematura y, sobre todo, evitable con medidas que es posible y deseable poner
en marcha.
Manolo
Díaz Olalla
Julio de 2020
(Publicado en la Revista "Amigos de Hacinas", 2º trimestre de 2020)
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