Foto oficial "Lechales 43", Necrópolis de Cuyacabras. Anticipo de la fiesta pagana de halloween
Los pasados días 27 y 28 de octubre se reunió la célebre
comunidad de compañeros que más arriba se cita, en sesión festivo-gastronómica,
que hizo la número 43, según consta en los anales y en los libros de actas.
Fueron 15 los agraciados que disfrutaron en esta ocasión la legendaria fiesta, que
comenzó, como es tradición, el día previo en sesión de noche, con degustación
de una rica cena elaborada por los propios participantes.
Al día siguiente salieron los mozos a los pueblos de la
sierra, donde visitaron preciosos parajes y lugares de interés, aunque las maravillas
que conocieron resultaran algo deslucidas por la climatología, bastante
adversa. A saber: el mirador de Castroviejo en Duruelo, el yacimiento de
huellas de dinosaurios y la necrópolis antropomorfa de Regumiel, los
enterramientos del asentamiento medieval de Cuyacabras (Quintanar), donde se
hicieron la artística foto oficial, y la casa de la Madera y el comunero de
Revenga. Ahí fue nada la parte cultural. En la bella localidad de Quintanar
tomaron el aperitivo, que iba haciendo falta, para comer poco después en
Palacios. Las visitas matutinas fueron laboriosas, intensas y largas, incluidas
las explicaciones históricas y antropológicas del guía Julio, por lo que los
cofrades, a la hora convenida, comieron muy bien y echaron la partida sin prisa
en el mismo pueblo serrano.
La tarde, entre descartes y pases a chica, se pasó volando
y, cuando quisieron darse cuenta, ya estaban en Castrovido, mesa y mantel, para
cenar algo ligero, eso sí, que es sabido lo perjudiciales que son para la salud
las cenas copiosas. Hubo poco cante este año y, sin pasar siquiera por el bar
para disfrutar de una despedida en condiciones, como es preceptivo, se fueron a
la cama, qué majos, que los años no pasan en balde y un día lleno de emociones
requiere, en cuanto se pueda, reposo y posición horizontal.
No pasan, no, pero estos mozos de la cofradía están cada día
mejor, y si se recogen pronto es porque les va entrando algo de juicio, no por
otra cosa. Como queda dicho, fue un día, como ocurre todos los años, de gran
felicidad, diversión y compañerismo, de esos que no se olvidan. Y para que
ustedes tampoco lo hagan se lo contamos desde estas páginas, con la advertencia
de que estos chavales lo disfrutan tanto, que uno al año les va pareciendo
poco, por lo que amenazan con juntarse trimestralmente. Ya veremos. Les
mantendremos informados.
Manolo Díaz Olalla
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