Foto oficial XXXVI reunión en s'Estaca, Deiá (Mallorca) |
La Muy Antigua y Leal Cofradía de Amigos del Cordero Lechal
(más conocida como “Los lechales”) celebró este año 2015 la trigésimo-sexta
reunión anual en la fecha establecida, esto es, el último sábado de Octubre
siempre que preceda al día de Todos los Santos, lo cual suele ocurrir todos los
años. Esta reunión contó con la participación unánime de todos los socios, los
que, como se aprecia en la foto oficial, van alcanzado la edad provecta aunque
sigan en la brecha. Tuvo además la particularidad de que, para que no se diga
que no hay renovación de ideas, se celebró en tierras mallorquinas, lo que pudo
ser posible gracias al empeño, dedicación e interés del socio Felipe, quien con
esmerado detalle la preparó. La renovación, no obstante, no alcanza aún a los
miembros del club, aunque está previsto convocar una ampliación de la base
social en la medida en que la situación de dependencia de los socios clásicos
se pueda ir agravando.
Así que salimos de Barajas (no todos, alguno salió de Bilbao
en fechas previas) el viernes 30 de Octubre por la tarde, llegando a Son San
Juan a buena hora, donde el grupo mallorquín nos dedicó un emocionante
recibimiento antes del traslado a Can Pastilla, en plena bahía de Palma, donde
nos alojamos. Comenzó así una reunión tan divertida como anhelada, siempre variada
y felizmente compartida, que culminó casi tres días después, el día 2 de
Noviembre, con la vuelta a la península. Disfrutamos además de un tiempo fantástico,
lo que nos permitió ampliar la vertiente cultural del encuentro, con visitas a
maravillas tales como las Cuevas del Drach en Porto Cristo o la cartuja de
Valldemosa, a la muy interesante fábrica de vidrio Can Gordiola, en Algaida o a
la de perlas Orquídea en Montuïri , así como a parajes naturales tan espectaculares
como marineros: s’Estaca, donde se hizo las foto oficial del encuentro,
impresionante mirador al Mediterráneo cercano a sa Foradada (Deiá); el singular
Puerto de Sóller; Puerto Portals; Cala Tuent o Porto Colom.
La comida del encuentro se celebró en este último lugar
donde gozamos de unas vistas privilegiadas a su fantástico puerto natural y de
un menú marinero nada usual en estas reuniones, en las que solamente se pide
pescado cuando alguno de los presentes ha pasado mala noche. Allí se jugaron
también las tradicionales partidas de mus, perdiendo en el clásico, y sin
paliativos, Agustín y Manolo. La bajada a Sa Calobra por una carretera infernal
llena de curvas inverosímiles, puso a prueba los nervios y el temple de los
lechales, en especial de los que gozan de una situación financiera más
desahogada, los que suelen bajarse agarrotados del autobús al final de estos
trayectos de vértigo. Otro clásico.
El solaz musical de estas juntas, uno de los aspectos más
típicos y celebrados de cada año, fue algo más escaso de lo normal, aunque no
faltaron algunas descargas emotivas, perpetradas a capela, de temas de Javier
Krahe, que sirvió como homenaje de todos los presentes a tan inolvidable poeta a
pocos meses de su llorado fallecimiento, y de algunas otras piezas musicales
ajustadas a la naturaleza de las visitas, como “Esta noche hay una fiesta” de
Los Valldemosa, aquella de “…será maravilloso, viajar hasta Mallorca”, o esa
otra de “me lo dijo Pérez, que estuvo en Mallorca”, el cual, curiosamente, se
encontraba presente y celebrando su cumpleaños durante la interpretación.
Cambiaron estos reincidentes amigos el formato y los
contenidos de sus tradicionales reuniones en esta ocasión y aunque sirva de
precedente, para demostrar que se pueden adaptar a los nuevos tiempos, que
están por la reinvención y que todavía pueden dar mucha guerra. Dejaron la
meseta y se fueron a la costa, cambiaron el viento norte
por la tramontana, la Demanda por el Mediterráneo, las tiernas carnes del óvido
de raza churra por los frutos del mar, la cecina por la sobrasada y el mosto
fermentado del verdejo de Rueda por el del manto negro de Binissalem. Y no les
fue nada mal.
Y para que no se diga y conste, lo firmo yo, el secretario,
Manolo Díaz Olalla
(Publicado en "Amigos de Hacinas", nº 150, 4º trimestre de 2015)
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