jueves, 28 de enero de 2016

Lechacito marinero, conociste a una sirena....

Foto oficial XXXVI reunión en s'Estaca, Deiá (Mallorca)

La Muy Antigua y Leal Cofradía de Amigos del Cordero Lechal (más conocida como “Los lechales”) celebró este año 2015 la trigésimo-sexta reunión anual en la fecha establecida, esto es, el último sábado de Octubre siempre que preceda al día de Todos los Santos, lo cual suele ocurrir todos los años. Esta reunión contó con la participación unánime de todos los socios, los que, como se aprecia en la foto oficial, van alcanzado la edad provecta aunque sigan en la brecha. Tuvo además la particularidad de que, para que no se diga que no hay renovación de ideas, se celebró en tierras mallorquinas, lo que pudo ser posible gracias al empeño, dedicación e interés del socio Felipe, quien con esmerado detalle la preparó. La renovación, no obstante, no alcanza aún a los miembros del club, aunque está previsto convocar una ampliación de la base social en la medida en que la situación de dependencia de los socios clásicos se pueda ir agravando.

Así que salimos de Barajas (no todos, alguno salió de Bilbao en fechas previas) el viernes 30 de Octubre por la tarde, llegando a Son San Juan a buena hora, donde el grupo mallorquín nos dedicó un emocionante recibimiento antes del traslado a Can Pastilla, en plena bahía de Palma, donde nos alojamos. Comenzó así una reunión tan divertida como anhelada, siempre variada y felizmente compartida, que culminó casi tres días después, el día 2 de Noviembre, con la vuelta a la península. Disfrutamos además de un tiempo fantástico, lo que nos permitió ampliar la vertiente cultural del encuentro, con visitas a maravillas tales como las Cuevas del Drach en Porto Cristo o la cartuja de Valldemosa, a la muy interesante fábrica de vidrio Can Gordiola, en Algaida o a la de perlas Orquídea en Montuïri , así como a parajes naturales tan espectaculares como marineros: s’Estaca, donde se hizo las foto oficial del encuentro, impresionante mirador al Mediterráneo cercano a sa Foradada (Deiá); el singular Puerto de Sóller; Puerto Portals; Cala Tuent o Porto Colom.

La comida del encuentro se celebró en este último lugar donde gozamos de unas vistas privilegiadas a su fantástico puerto natural y de un menú marinero nada usual en estas reuniones, en las que solamente se pide pescado cuando alguno de los presentes ha pasado mala noche. Allí se jugaron también las tradicionales partidas de mus, perdiendo en el clásico, y sin paliativos, Agustín y Manolo. La bajada a Sa Calobra por una carretera infernal llena de curvas inverosímiles, puso a prueba los nervios y el temple de los lechales, en especial de los que gozan de una situación financiera más desahogada, los que suelen bajarse agarrotados del autobús al final de estos trayectos de vértigo. Otro clásico.

El solaz musical de estas juntas, uno de los aspectos más típicos y celebrados de cada año, fue algo más escaso de lo normal, aunque no faltaron algunas descargas emotivas, perpetradas a capela, de temas de Javier Krahe, que sirvió como homenaje de todos los presentes a tan inolvidable poeta a pocos meses de su llorado fallecimiento, y de algunas otras piezas musicales ajustadas a la naturaleza de las visitas, como “Esta noche hay una fiesta” de Los Valldemosa, aquella de “…será maravilloso, viajar hasta Mallorca”, o esa otra de “me lo dijo Pérez, que estuvo en Mallorca”, el cual, curiosamente, se encontraba presente y celebrando su cumpleaños durante la interpretación.

Cambiaron estos reincidentes amigos el formato y los contenidos de sus tradicionales reuniones en esta ocasión y aunque sirva de precedente, para demostrar que se pueden adaptar a los nuevos tiempos, que están por la reinvención y que todavía pueden dar mucha guerra. Dejaron la meseta y se fueron a la costa, cambiaron el viento norte por la tramontana, la Demanda por el Mediterráneo, las tiernas carnes del óvido de raza churra por los frutos del mar, la cecina por la sobrasada y el mosto fermentado del verdejo de Rueda por el del manto negro de Binissalem. Y no les fue nada mal.

Y para que no se diga y conste, lo firmo yo, el secretario,


Manolo Díaz Olalla

(Publicado en "Amigos de Hacinas", nº 150, 4º trimestre de 2015)